“La fe no es sólo conocimiento, sino diálogo siempre abierto entre un Dios que habla al hombre en la historia y un hombre que responde a Dios desde la historia”. Por ello, “para ser signo creíble, nuestra vida de fe debe incluir a la persona entera: Mente, corazón, relaciones, la manera como miramos, encontramos, abrazamos y amamos al prójimo”. Bajo esta inspiración esta materia se propone crear espacios para que cada uno pueda acoger su propio misterio y el del otro y promover una visión positiva de la propia historia que permita asumir el pasado y el presente para integrarlos en el proyecto de vida.